Lo que queda de Haití
Sigue siendo triste las imágenes que transmiten las televisoras de todo el mundo. Más lastimera la que a diario la prensa escrita publica en sus páginas haciendo eco de los coros de dolor que los haitianos ofrecen en el concierto al que asistimos todos los días cuando nos hablan de ese país. Pero más doloroso será cuando la nueva historia de ese país sea relegada a un breve noticioso, donde siempre ha estado.
Me llamó mucho la atención la reacción prepotente de Francia, que durante tantos años tuvo olvidada a su ex colonia en estas tierras americanas. Hablarle a un francés en París sobre Puerto Príncipe o la propia Haití es como conversar con un sordo y ciego: "no veo, no conozco", merci.
Por desgracia, tuvo que venir esta tragedia para que Sarkozy dijera que visitaría la isla y ofrecería ayuda. ¡En 200 años un Presidente de esa potencia que es hoy Francia ha visitado Haití para, aunque sea, intercambiar sonrisas de colores!
Haití es un producto generalizado de la descolonización que vivió América desde hace 200 años; fue la niña olvidada de Francia, que comparado con los españoles, serios, atentos e interesados en sus antiguas colonias, --aunque sea para explotarlas--, lo que se siente ahora es impotencia, vergüenza y rubor frente al rol que ha tenido Estados Unidos y la Comunidad Internacional en esta catástrofe del 12 de enero, un día maldito en la historia de nuestro Continente.
Pero lo interesante de esta tragedia, si es que puede usarse esa expresión, es que ha llegado el momento de reflexionar sobre nuestra propia miseria como tercer y medio mundo y adentrarnos en lo que quedó de Haití. Como coro, todos repiten que es "la nación más pobre del Continente", pero los mismos haitianos se autoexcluyeron de la región en medio del cúmulo de dictaduras y gobiernos totalitarios que los gobernaron por dos siglos.
21 presidente fueron asesinados o expulsados del poder; en la República Dominicana, su vecina, entre 1844 y 1930 hubo cincuenta cambios de jefes de Estado- y la ocupación durante varias décadas por EEUU terminó de estremecer al país. Y después, el despotismo del clan Duvalier terminó por arruinar a este país de negros. No hay necesidad de ir a África cuando a una hora de Venezuela podemos ver lo mismo.
La reconstrucción pasará de la mano de la Comunidad Internacional. Haití está y estuvo quebrada siempre, por lo que lo más necesario e incluso recomendable, por el momento, es que reciba la protección temporal de un país, Estados Unidos o las propias Naciones Unidas hasta que, dentro de unos diez años, el horror haya pasado. Correrá más rápido en la medida que la prensa deje de escribir sobre los cuerpos descompuestos, las casas derruidas o los marines que están controlando las cosas. Tardará un tiempo.
Por el momento no hay más que seguir viendo y ayudando. Pronto espero estar allí.
Me llamó mucho la atención la reacción prepotente de Francia, que durante tantos años tuvo olvidada a su ex colonia en estas tierras americanas. Hablarle a un francés en París sobre Puerto Príncipe o la propia Haití es como conversar con un sordo y ciego: "no veo, no conozco", merci.
Por desgracia, tuvo que venir esta tragedia para que Sarkozy dijera que visitaría la isla y ofrecería ayuda. ¡En 200 años un Presidente de esa potencia que es hoy Francia ha visitado Haití para, aunque sea, intercambiar sonrisas de colores!
Haití es un producto generalizado de la descolonización que vivió América desde hace 200 años; fue la niña olvidada de Francia, que comparado con los españoles, serios, atentos e interesados en sus antiguas colonias, --aunque sea para explotarlas--, lo que se siente ahora es impotencia, vergüenza y rubor frente al rol que ha tenido Estados Unidos y la Comunidad Internacional en esta catástrofe del 12 de enero, un día maldito en la historia de nuestro Continente.
Pero lo interesante de esta tragedia, si es que puede usarse esa expresión, es que ha llegado el momento de reflexionar sobre nuestra propia miseria como tercer y medio mundo y adentrarnos en lo que quedó de Haití. Como coro, todos repiten que es "la nación más pobre del Continente", pero los mismos haitianos se autoexcluyeron de la región en medio del cúmulo de dictaduras y gobiernos totalitarios que los gobernaron por dos siglos.
21 presidente fueron asesinados o expulsados del poder; en la República Dominicana, su vecina, entre 1844 y 1930 hubo cincuenta cambios de jefes de Estado- y la ocupación durante varias décadas por EEUU terminó de estremecer al país. Y después, el despotismo del clan Duvalier terminó por arruinar a este país de negros. No hay necesidad de ir a África cuando a una hora de Venezuela podemos ver lo mismo.
La reconstrucción pasará de la mano de la Comunidad Internacional. Haití está y estuvo quebrada siempre, por lo que lo más necesario e incluso recomendable, por el momento, es que reciba la protección temporal de un país, Estados Unidos o las propias Naciones Unidas hasta que, dentro de unos diez años, el horror haya pasado. Correrá más rápido en la medida que la prensa deje de escribir sobre los cuerpos descompuestos, las casas derruidas o los marines que están controlando las cosas. Tardará un tiempo.
Por el momento no hay más que seguir viendo y ayudando. Pronto espero estar allí.
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