El 11 de septiembre avivó los radicalismos
El noveno aniversario de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos deja al descubierto que las heridas aún no sanan: se infectaron de un fanatismo avivado por el miedo de los estadounidenses hacia el Islam. Ven a esa religión como una cultura que los amenaza, un hecho que recíprocamente exacerbó el antiamericanismo en el mundo musulmán.
La construcción de una mezquita cercana a la Zona Cero de Nueva York -uno de los escenarios de los atentados de 2001-, y el anuncio de la quema del Corán (luego cancelada) por parte de un pastor evangélico de Florida, refuerzan la polémica sobre la hostilidad de los estadounidenses hacia los musulmanes. Apenas 1% de su población profesa esta fe: tres millones de 300 que habitan el país.
Casi una década después del 11S, cerca de la mitad de los estadounidenses, 49%, afirman que tienen opiniones "desfavorables" del Islam frente a 37% que siente lo contrario.
Estas cifras, de una reciente encuesta del diario The Washington Post, dan rostro a un sentimiento que ha ido creciendo en los últimos años.
David Rusin, director de Vigilancia Islámica del Middle East Forum, un think-tank que promueve intereses de Washington en Medio Oriente, rechaza que se use el término "islamofobia" para hablar de lo que está ocurriendo hoy en este país.
"Fobia implica un miedo irracional a algo, y hay muchas razones para que los estadounidenses estén preocupados por un Islam radical, ya sea violento o no violento", dice Rusin.
Para el académico, el hecho de que la polémica se haya enfocado hoy en día en la construcción del centro islámico no significa, necesariamente, que haya habido un viraje en la opinión pública de Estados Unidos con respecto al Islam o los musulmanes, "definitivamente siempre ha habido un recelo".
Pero se incrementó -acota Rusin- "por olas de ataques ocurridos en el exterior en los últimos años" y su cobertura.
Edgar Hopida, un musulmán representante del Consejo de Relaciones entre Estados Unidos y el Islam (CAIR), coincide con Rusin al afirmar que ya antes del 11S había cierto temor al Islam en Estados Unidos y gran parte de Europa, pero aclara que se motiva "a la ignorancia de los estadounidenses" sobre esta fe.
"Una penosa herencia del 11S ha sido la islamofobia, pero hay que estar claros en que el temor es hacia las corrientes radicales, a la violencia, pero debemos ver esto como un desafío y una oportunidad" para mejorar las cosas.
El 11S no solo cambió las formas en que Estados Unidos conduce su política exterior. Hasta 1990 estuvo marcada por el anticomunismo; hoy por la lucha antiterrorista, un estandarte que impulsó las invasiones a Afganistán e Irak con argumentos que terminaron por desencadenar luchas étnicas, tribales y, sin duda, políticas, prácticamente entre civilizaciones.
Los analistas coinciden en que al abstenerse el pastor evangélico Terry Jones de la quema del Corán, por los temores de una radicalización contra Estados Unidos y Occidente, lo que se ha hecho es avivar las tensiones entre las dos culturas: el solo hecho de promoverse tal acción "le dará excusas a los radicales", advierte Rusin.
Para el historiador Isaac Bigio, ex profesor de la London School of Economics, al ocupar Estados Unidos a Irak y Afganistán se generó gran oposición dentro del Islam, pues sus miembros lo interpretaron como una amenaza a su cultura.
El problema de largo plazo parece centrarse en generar confianza y el reto es reversar los daños causados en lo político, pero también moral.
El hecho de que el Gobierno estadounidense y la comunidad internacional hayan reforzado su defensa del Islam y la tolerancia demuestra la preocupación que existe por lograr una reconciliación para evitar dar excusas a radicales, quienes al fin y al cabo buscan una guerra de civilizaciones que encendieron hace hoy nueve años.
Nota completa en: http://internacional.eluniversal.com/2010/09/11/int_art_el-11-de-septiembre_2033310.shtml
Foto: Mario Tama (AFP)
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