¿La telehomofobia venezolana?
Los creadores de la televisión venezolana siguen mostrando el mismo personaje. Allí está: gordo, alto, delgado, grotesco, atractivo, con los cabellos teñidos, afeminado, con ropa ajustada, voz aguda, dicharachero, pero fiel. Es el “maricón” de la novela, el del programa de comedia, el de las series, el que por décadas sigue moldeando las distintas formas que tiene la homofobia en una sociedad que si no se le ayuda a enterrar los prejuicios seguirá siendo básica e ignorante.
El “maricón” de la novela venezolana es presentado como el alma graciosa de las tragedias de amor y dolor de la mujer sufrida por el hombre infiel, y, si acaso, es el consejero del macho vernáculo domador de hembras que va a él en busca del reparo sabio para conquistar. Ese estereotipo del “gay peluquero” es el que por años ha logrado formar y moldear un solo patrón del homosexual sin que los llamados “grandes escritores” se atrevan a ahondar en la realidad de este colectivo, en sus problemas, ilusiones, mitos y leyendas. En las variantes de esa condición. Tristemente es un mero personaje de arcoíris.
Si el efecto se dice que ha sido positivo, es totalmente relativo y cuestionable. Aún el prototipo del homosexual afeminado, mal llamado “peluquero”, sigue siendo descalificado, agredido y vituperado por las masas. La tolerancia, si bien no hay grandes crímenes en masa, pasa más por lo mental que lo físico.
Esta imagen del homosexualismo es la que difunde a diario el mayor centro de distracción, culturización y entretenimiento de la sociedad venezolana, la televisión. Los asesinatos, los suicidios o los estados depresivos que sufrieron muchos homosexuales a lo largo de la historia reciente, sirvieron para que diversos gobiernos del todo el mundo, de la mano con la sociedad, desarrollaran políticas realmente inclusivas capaces de romper con los prejuicios que se alimentan de la ignorancia. La televisión fue fundamental para esto.
Si bien el surgimiento y difusión de programas de televisión de corte social están contribuyendo a destrabar los prejuicios de muchas familias que no saben cómo manejar el hecho de tener un hijo o hija homosexual, drogadicta, cleptómana o prostituta, la novela por el contrario se encierra más en el canibalismo de presentar solo al hombre “gay” “peluquero” o “maricón” sin que se asome, por ejemplo, a la lesbiana, a la “cachapera” “buena amiga, inteligente, hermosa y elegante”, todo se reduce entonces, al estereotipo del homosexual como lo alegre, el payaso.
En Estados Unidos las series de televisión llevan años, al menos unos 30, educando en lo que se refiere a los valores de igualdad. En una sociedad con un profundo conservadurismo y donde estos sectores tienen influencia en la vida política del país, la televisión ha toreado las presiones y en cada una de sus series, comedias y novelas, comenzó a incluir al menos, un personaje que demostrara que entre heterosexuales, políticos prominentes, sin necesidad de afeminarlo, un homosexual cabía sin problemas, y que con sus anhelos, frustraciones, odios y caprichos, era igual a todo ser humano.
La serie "Modern family" en EEUU, que incluye a una pareja homosexual, fue éxito de sintonía |
El gravísimo problema de la industria cultural venezolana es que parte del prospecto o estereotipo que vende entra en las casas y no sale de allí. Se reproduce y alimenta como una bacteria que con el pasar de los años, en muchos casos, no logra extinguirse.
Mario Vargas Llosa escribía no hace mucho tiempo que “las minorías que comienzan por aceptar que una lesbiana o un gay son tan normales como un heterosexual, y que por lo tanto se les debe reconocer los mismos derechos que a aquél —como contraer matrimonio y adoptar niños, por ejemplo— son todavía reticentes a dar la batalla a favor de las minorías sexuales, porque saben que ganar esa contienda será como mover montañas, luchar contra un peso muerto que nace en ese primitivo rechazo del “otro”, del que es diferente, por el color de su piel, sus costumbres, su lengua y sus creencias y que es la fuente nutricia de las guerras, los genocidios y los holocaustos que llenan de sangre y cadáveres la historia de la humanidad”.
El asesinato del joven homosexual chileno Daniel Zamudio fue criticado por Vargas Llosa |
El problema de educar a la sociedad sobre estos temas es complejo. Introducir un debate sobre el matrimonio homosexual sería un grave error ya que la familia venezolana aún no está preparada para debatir un tema de suma complejidad. La duda que surge es cuándo esta madurez comenzará a percibirse en el país. Un grueso de leyes contra la discriminación puede contribuir, pero de la ley a la vida real hay un camino largo. La tolerancia es entonces el mayor currículo ante la sociedad que puede tener cualquier individuo y el mejor trabajo que él puede hacer es contribuir a exterminar la discriminación que en muchos casos es casi una moda.
Esta semana el Gobierno de Francia decidió autorizar a los homosexuales varones a donar sangre, algo que estaba vetado por considerarse que era un riesgo excesivo para la salud pública por la alta incidencia de Sida en este colectivo. La medida, que coincide con las celebraciones mundiales del “orgullo gay”, es idónea para rememorar los prejuicios que imperan hasta en las supuestas sociedades más avanzadas del mundo, por lo que hacer valer los derechos de cualquier ser humano, por muy distinto que se le crea, es una labor que llevará tiempo pero educar es siempre placentero.
Del diccionario de la Real Academia Española:
Discriminación: Protección de carácter extraordinario que se da a un grupo históricamente discriminado, especialmente por razón de sexo, raza, lengua o religión, para lograr su plena integración social.
Homofobia: Aversión obsesiva hacia las personas homosexuales.
Payaso: Dicho de una persona: De poca seriedad, propensa a hacer reír con sus dichos o hechos.
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