La buena salud del rumor en Venezuela
La ligereza con la que corren los rumores sobre la salud
del presidente Hugo Chávez es demencial, al grado de que han terminado
convirtiéndose en la verdad oficial para muchos. Lo amputan, los desahucian, resucitan
e inmortalizan en cuestión de minutos. Por estos días lo más seguro en
Venezuela es que el rumor no tiene cáncer, al contrario, cobra más vida y demuestra
lo profuso del imaginario colectivo al grado de tener un peso creíble.
En el Metro escuché lo más elocuente y desesperado esta
semana, venía de tres mujeres con más de medio siglo marcado en la cédula de
identidad y que al parecer ni se conocían entre sí.
Una de ellas leyendo un periódico chavista espetó: “Esto es pura
paja, ese Chávez está es muerto. Mi hija que trabaja en el Ministerio del
Interior le dijo un General que tiene unas fuentes en Cuba que le habían
cortado las dos piernas a Chávez y estaba intubado; estaban guardando toda la
verdad para revelarla en enero. La otra le replica y dice tajante que ¡No! “Chávez
tiene una infección pulmonar y se lo llevaron para Brasil, lo tienen allá
escondido seguro que con Lula”. La otra doña, menos pesimista, espera casi que
su turno para expresar lo que “sabe”. “A Juan (imaginemos que es su marido) le
dijeron que le hicieron una traqueotomía y lo tienen en coma inducido, se lo comentó
un Almirante que trabaja en Miraflores, así que yo no creo que el siete de
enero se venga, aunque ese hombre se las sabe todas”.
Ese tsunami de rumores ha servido desde que se anunció la
enfermedad de Chávez en 2011 para conjeturar escenarios políticos nefastos para
la estabilidad de la nación. La sobra de murmullos sobre la muerte del
presidente está sirviendo para que se dispare el precio de los Bonos de la
República, la cotización del dólar paralelo se dispare o en el valor del crudo
aumente, pero más curioso, y no menos importante, surge la interrogante sobre hasta
qué grado los venezolanos trabajan su imaginario para sentirse dueños de la
verdad, opinólogos de primera categoría, y, si se quiere, verdaderas fuentes de
la verdad.
El venezolano aprovecha para reírse del desespero por
esta situación, de lamentarse y pedir a Dios, por un lado, que todo sea mentira
y Chávez, como mito y figura sobrehumana pueda curarse de su enfermedad. En
muchos casos algunos creen que todo lo que se dice es mentira: el Presidente
está sano y todo luce como un plan macabro de laboratorio político para
distraer la agenda nacional de los verdaderos temas que importan a la vapuleada
nación siendo inflación, la violencia y la corrupción los más alarmantes.
Al Gobierno le interesa que del color de piel de Chávez
la gente imagine su estado clínico y de la forma en que mueve su mentón el
grado de evolución del “cáncer presidencial”. Es su mejor herramienta para
activar el factor del voto afectivo e lastimero sobre sus seguidores para anestesiarlos
de una crisis de país que saben que existe aunque no la reconocen.
El rumor lo caracteriza el hecho de ser
un mensaje interesante, seductor, ambiguo, destinado a ser creído y secreto. No
obstante, se ha terminado de convertir
no un antojo de los más ociosos, sino en una necesidad del venezolano por
sentirse informado como una manera de salir del desespero y sumisión en el que se encuentra. Por más versiones oficiales
que floten a estas alturas, la verdad gubernamental ya no tiene peso, perdió
toda credibilidad tangible convirtiendo a Chávez en una marioneta del quehacer
popular, aunque a estas alturas no se sabe quién se mofa de quién.
Una cadena de mensajes que hace referencia a los miles de rumores sobre la salud de Chávez |
jajaja eso es cierto, aquí todo el mundo habla pura paja
ResponderEliminarInteresante el tema. Los rumores pueden decir mucho de una sociedad y de los trances por los que pasa.
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