Las dictaduras también hablan de paz en la ONU
Plenaria del Consejo de Seguridad |
Muamar
Gadafi, el fallecido dictador de Libia, recibió el apoyo del mundo para que
entre 2009 y 2010 su país ocupara un puesto no permanente en el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas.
Libia,
así como otras dictaduras del mundo fueron responsables durante dos años de “mantener
la paz y la seguridad internacional”, la principal misión del Consejo de
Seguridad, lo que demuestra que la democracia o libertad no es una condición
sine qua non para llegar a ocupar una curul en ese foro.
Como la Libia de Gadafi otras
naciones con ausencia de libertades ha ocupado el Consejo de Seguridad. Chad,
gobernada por el régimen de Idriss Déby desde 1990, guarda actualmente un
puesto en el organismo hasta 2015.
En la
última década quince países catalogados como autocráticos, según instituciones
de Derechos Humanos, estuvieron en Nueva York debatiendo sobre la libertad y la
paz mundial en el Consejo de Seguridad. Ocuparon un puesto no permanente en ese organismo de la ONU naciones como Nigeria, Gabón, Camerún, Angola, Togo, Azerbaiyán, Burkina Faso,
son algunos de ellos.
Asamblea General de Naciones Unidas |
Siria,
bajo el régimen de Bashar Al Assad, cuya familia ha compartido el poder desde
finales de 1980, entre 2002-2003 ocupó
uno de los diez puestos temporales del Consejo y un año antes estuvo Túnez,
cuya dictadura de Zine Albidine Ben Alí fue derrocada en una revolución popular en enero de
2011.
El
Consejo de Seguridad está conformado por 15 naciones, 5 son permanentes –Reino Unido,
Estados Unidos, Rusia, China y Francia--, y precisamente Pekín no es un
gobierno de corte democrático y a pesar de ello habla de la paz mundial sin
tapujos defendiendo sus intereses.
El Gobierno de Venezuela ve probable obtener un puesto no
permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el período
2015-2016, tomando en cuenta el endoso del Grupo de América Latina y el Caribe
(Grulac) ante la ONU . La
llegada de Venezuela a este foro permitiría ejercer mayor presión sobre el
Gobierno ante determinados asuntos locales y llevaría sus posturas a un centro
de debate mucho más polémico.
Sin duda Venezuela estará en sintonía con posturas de Rusia y
China, con quien comparte posiciones claras sobre determinados asunto de interés
mundial como la guerra en Siria, el conflicto en Medio Oriente o el debate
el programa nuclear de Irán. Que Caracas presente resoluciones sobre temas como
la hambruna en Somalia o contingentes militares para estabilizar naciones será
un ensayo interesante para el Ministerio de Relaciones Exteriores, tomando en
cuenta la "desprofesionalización" de esta importante cartera, teniendo que elevar profesiones a Nueva York expertos en los temas.
No hubo una batalla encarnizada contra Chad hace un año para
frenar su ascenso al Consejo de Seguridad. Guste o no, Venezuela aún goza de
ciertas libertades que en ese país africano anhelarían tener, por lo que
encerrarse en un debate cansino al respecto lo que hace es alimentar la tesis
del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, aunque una eventual derrota en la
votación ahora en octubre de 2014 expresará el inequívoco rechazo internacional
a su mandato, resaltando el valor del anonimato que lleva el proceso de selección.
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