La excusa perfecta para una oportunidad
El descenso de los precios
del petróleo acarrea la necesidad de aplicar los ajustes para frenar el colapso
de la economía venezolana. El Gobierno estaba buscando la excusa perfecta para llevar a cabo el enderezamiento de sus finanzas sin tener que argumentar ante
sus simpatizantes que la ruina del país es consecuencia de su nefasta política
financiera. Pues la suerte ha llegado.
El Gobierno ha dejado de
recibir en promedio unos 2.000 millones de dólares en los últimos seis meses
por la caída del valor del crudo, tomando en cuenta que el petróleo venezolano
se vende a un precio inferior del promedio mundial.
La excesiva filantropía
bolivariana es responsable, en parte, de que en estos momentos el Estado tenga
que disponer de una parte de su presupuesto para sostener planes de asistencia
como el destinado a Cuba, que es un gran hueco que debe taparse.
La actual crisis venezolana
es muy distinta a las del pasado. El aparato productivo está paralizado por la
falta de divisas. Las reservas internacionales cayeron 8% con respecto a 2013.
La deuda que mantiene el Gobierno con empresas nacionales y
extranjeras supera el valor de las reservas internacionales, alcanza los 30.000
millones de dólares, así que de repuntar el precio del crudo a 120 Venezuela no
volverá nunca más a la era de las vacas gordas de 2007, cuando el PetroEstado
chavista hizo alarde de sus poderes y el “Socialismo del Siglo XXI” se ufanó de
ser el modelo idóneo para el desarrollo.
Lentamente el presidente
Nicolás Maduro toma medidas que los economistas pueden definir como “neoliberales”.
Él simplemente prefiere no mencionarlas mientras el país las siente en carne
propia. En menos de un mes cientos de empleados contratados por entes del
Estado no se les ha renovado sus contratos de trabajo; se elevaron los precios
de los servicios públicos para obtener documentos, algunos hasta en 100%. La reforma
impositiva, si bien es necesaria, es la primera señal de un Estado al que le
urge obtener ingresos de los más y menos ricos. Hay un “paquetazo” que de forma
lenta florece y se reforzará.
En tal sentido Maduro tiene
un sola receta que puede permitir equilibrar las finanzas, liberar el dólar y
permitir su libre venta y circulación. Antes de esto, prefiere seguir creando
dependencias públicas que engordan la administración del Estado. Una masa
enorme de funcionarios, despachos, celulares, sueldos, papelería: gastos al
fin, que no terminan de solucionar el problema.
¿Qué vamos a exportar? Hay
muchísimo que exportar, pero no se está produciendo. Los empresarios nacionales
han perdido oportunidad de entrar con sus productos al sancionado mercado ruso
o iraní, y como siempre, otras naciones de Suramérica (Perú, Brasil o Argentina),
están ganando millonarios contratos. De los chinos se sigue perdiendo el
potencial turístico. China refuerza su posición como principal mercado
emisor del mundo con 14% del total pero la inseguridad y la falta de proyectos
concretos en Venezuela desinfla esta oportunidad.
Si el barril se posiciona en 140 en marzo d 2014, sin que el presidente
Maduro concrete un verdadero programa de reactivación económico que implique
suspender la asistencia económica a Cuba, reducir la carga burocrática, saldar
deudas concretas en sectores clave para reactivarlos, y cobrar deudas
pendientes, la carga de una economía quebrada tendrá un enorme peso en los resultados de las
elecciones parlamentarias donde el chavismo sin Chávez se juega su primera gran
prueba.
Mientras la economía no logre enderezarse la inseguridad repuntará en 2015. Los robos y asaltos serán mucho más frecuentes. La extorsión por parte de funcionarios públicos se hará insoportable, conforme la institucionalidad termina de erosionarse. Así se fortalecerá la viveza del venezolano y el individualismo verá su cara más nefasta en una sociedad que apenas comienza a descubir su lado más oscuro para sobrevivir.
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