Un trillón de dólares después sin Robert Mugabe
El billete de un trillón de dólares fue la mayor muestra del fracaso
económico de Roberto Mugabe en Zimbabue. Emmerson Mnangagwa, su otrora
vicepresidente, y quien terminó impulsando la salida del dictador, ahora
regentará el poder, pero fue también responsable en el pasado de esa
debacle.
Las carretillas con miles de monedas para comprar un pan, expuso como
la hiperinflación devoraba al país, mientras el dictador mantenía su política
de control de precios, expropiaciones y un rol extensivo del estado en la economía, blindado con una
fuerte dosis de represión que catalizó cualquier subversión.
El billete de un trillón de dólares Zimbabue |
Desde la independencia de la nación, en 1980, Mugabe fue el único
gobernante que conocieron los zimbabuenses, por lo que no hay otro responsable
de la sucesiva debacle del país, que hasta hace 30 años, era una tierra rica en
agricultura y ganado a exportación, cuyas reservas minerales como el diamante y
oro, le ganaron el nombre de “la perla de África”.
Mugabe gobernó bajo las fundas de un modelo semi marxista-leninista que
compaginaba con escasa inversiones extranjeras, un escuálido respeto a la
propiedad privada, con el Estado a la sombra; sin embargo, nunca abandonó la
membresía con la banca internacional, al grado de que hasta 2016 el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial, recibieron informes del Gobierno.
A mediados de 2007, por ejemplo, Mugabe
impuso una serie de controles de precios sobre todos los productos básicos lo
que originó una masa de compras nerviosas, escasez de productos y una histórica
hiperinflación de casi 90 mil millones por ciento, medida con la que toreaba las
tensiones política al culpar al empresariado blanco de los problemas
económicos.
Porcentajes de hiperinflación en Zimbabue (Cato Institute) |
Steve Hanke, uno de los principales eruditos del mundo
en regímenes cambiarios, fue quien desarrolló un estudio especial para medir la
hiperinflación de Zimbabue, asomando aquel umbral de los 90 mil millones
por ciento en 2009. Para ese entonces, el profesor de la Johns Hopkins
University dejaba entender que Mugabe había
matado la moneda nacional”.
En todo caso, la raíz de los problemas del país ha sido su élite política
corrupta que, sin vergüenza, se saltó las sanciones internacionales en su
contra, y se mantuvo en el poder, repartiéndose cargos de generación en generación.
En la década de 1990,
Zimbabue era una de las economías más desarrolladas de África. Mientras
que muchas de las fortalezas subyacentes del país permanecen, parte de su base
industrial y agrícola se ha erosionado desde entonces.
Un informe del Fondo
Monetario Internacional (FMI), advertía que la economía nominalmente dolarizada
del país, para apalear la inflación, enfrenta ahora dificultades debido a que
la disminución de los flujos netos de capital y una posición fiscal expansiva
generaron una aguda escasez de dinero en efectivo que llevó al uso de
instrumentos cuasi-monetarios en medio de la imposición de controles bancarios.
Descarrilado
Uno de los mayores problemas
que enfrenta el país en este momento es que el excesivo gasto fiscal supera
casi el 50% del PIB, visto el escaso margen de inversión extranjera, por lo que
el Estado tiene que recurrir a millonarios endeudamientos internos para tapar
el hueco fiscal, a sabiendas que no tiene acceso a préstamos foráneos.
Las crisis políticas y
económicas que caracterizaron a la economía entre 2000 y 2008, cuando Mugabe
alteró la Constitución para retener el poder, redujeron a la mitad el PIB, la
contracción más aguda de este tipo en una economía en tiempos de paz, advirtió
el Banco Mundial.
Ese hecho disparó la pobreza
a más de 72%, calculó el BM, y dejó a una quinta parte de la población en extrema pobreza. La
salud, la educación y otros servicios básicos, que una vez fueron modelos
regionales, colapsaron en gran medida, y el Índice de Desarrollo Humano (IDH)
en 2011 se situó en 173 de 187 países.
Después de experimentar una
hiperinflación récord, el país adoptó en 2009 un régimen multidivisa, o
dolarización, al grado de que hoy el país opera con dólares estadounidenses,
tras haber permitido hasta cinco monedas extranjeras operando al mismo tiempo.
Por el momento el FMI ha descartado prestar dinero a Zimbabue |
La cleptocracia zimbabuense
está institucionalidad. La salida de Mugabe del poder, tras un golpe de estado
en pleno frenesí de luchas de poder, podría conducir a la golpeada nación a un
camino de reformas que, sin duda, tardarán muchos años en surtir efecto.
El problema actual es que el
traspaso de poder se ha dado entre quienes hicieron parte del gobierno del anciano autócrata, son responsables de la actual crisis, por lo que habrá que dar un
margen de tiempo a la espera de si lo que ocurrió fue un traspaso de dictador a
dictador.
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