¿Por qué las sanciones europeas incomodaron tanto al chavismo?




La decisión de la Unión Europea (UE) de incluir a siete altos funcionarios del Gobierno de Nicolás Maduro en una lista de sancionados --quienes son las verdaderas bisagras del poder en Venezuela--, genera malestar entre el chavismo en la medida que se acrecienta el aislamiento de la jerarquía gobernante, en un año en el que se juegan su permanencia en el poder.

Como en ninguna otra ocasión, la furia del gobierno fue tan evidente, que Diosdado Cabello, número dos del chavismo (vicepresidente del partido oficialista) y uno de los sancionados, amenazó con solicitarle a Maduro aplicar el principio de reciprocidad y castigar a los países del bloque que mantienen inversiones en Venezuela.

Desde ahora los sietes primeros sancionados no podrán pisar por mar, aire o tierra ningún país del bloque comunitario ni sus territorios de ultramar con lo que si alguno de ellos debe surcar la Zona Europea Común de Aviación, por ejemplo, en un viaje de tránsito hacia China, puede darse el caso que se les prohíba tomar el vuelo debido a las restricciones impuestas. Además, sus activos en bancos o propiedades, de poseerlas, quedan embargados. Así, poco a poco, el cerco se le va cerrando a la dictadura venezolana.

Los primeros siete sancionados (Foto Infobae)
En los últimos meses, conforme la escasez de alimentos y medicinas se agudiza en Venezuela, y el deterioro es inocultable, la dirigencia chavista viene aprovechando en secreto su poder para escapar a las islas del Caribe, algunas de ellas territorio europeo, para hacer compras y vacacionar, por lo que ahora los sancionados corren el riesgo de perder esta válvula de oxígeno.   

La política de sanciones es un arma de doble filo: radicaliza o apacigua a los oponentes en un juego de fuerzas. Si en algo la UE fue cautelosa frente a la crisis venezolana estos años, tuvo que ver con su rechazo a aplicar estos mecanismos, como lo vino haciendo Estados Unidos, apostando al diálogo como recurso. Pero en vista de que la situación se agrava, la estrategia ha cambiado.

Maduro fue el primer promotor de un diálogo formal con las fuerzas de la oposición, con la idea en el fondo, de ganar tiempo para dinamitarla internamente y avanzar en el control político y social del país, ayudándole a permanecer en Miraflores más allá de 2018.

Las sanciones europeas, entonces, son una muestra de que todo lo que se ha venido negociando en secreto en República Dominicana no ha arrojado ningún resultado que de pie a la liberación de presos políticos, el permiso para recibir ayuda humanitaria o el camino para lograr elecciones limpias.

El 13 de noviembre de 2017, el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE acordó la imposición de sanciones al Gobierno debido a su inquietud por la situación del país, dejando claro que se utilizarían de manera gradual al medir el pulso de la actual crisis de legitimidad.

Diosdado Cabello (izq) junto al presidente Maduro 

Con un embargo militar, Bruselas demostraba su rechazo a la represión sistemática, creando, además, un marco jurídico para la prohibición de viajar y el congelamiento de bienes contra quienes fueran responsables de aupar la crisis institucional y la violación a los derechos humanos.

Los capitales europeos representan un tercio del total de las inversiones extranjeras en Venezuela, según datos de la Delegación Europea en Caracas. Hasta 2015 más de 2000 empresas del Viejo Continente mantenían negocios en el país en sectores como el energético, eléctrico, farmacéutico y maquinarias, por el orden de los 5.700 millones de dólares. Francia, Alemania, Portugal, Italia y España, son los principales socios comerciales.

Por el momento, la única represalia que puede tomar el gobierno venezolano es ordenar la expulsión de algún embajador europeo. Los de España y Francia están en la mira del Ministerio de Exteriores por el papel de Madrid y Paris en catalogar al régimen de dictadura, además de impulsar las sanciones contra Venezuela. En el caso español, la presidencia de Mariano Rajoy, ha expresado respaldo inequívoco a la oposición.

Maduro sabe que expulsar a la jefa de delegación de la UE sería un afrenta muy fuerte que hasta sus mayores socios en el bloque no podrían tolerar. Tratará, sin embargo, de hacerle más difícil la ruta a las inversiones de empresarios de ese continente que aún mantienen sus negocios en el país. De resto, los más perjudicados serán los venezolanos.  

Con su decisión, Europa se ha ganado el odio del chavismo, que ahora, menos que nunca, le convidará como bloque a un eventual proceso electoral que pueda garantizar un equilibrio y respeto a las normas democráticas. Este es un riesgo que los europeos estaban dispuestos a tomar, y en última instancia, la diversidad del bloque le permite indirectamente estar en el diálogo para avanzar en un cambio de régimen.  

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