Vivir del cartón en tiempos modernos



A la semana los cartoneros de la ciudad de Miami deben recoger un promedio de cuatro toneladas de cajas para obtener un sueldo que se asemeje o supere el margen de salario mínimo por 40 horas que Florida exige a los empleadores

A las siete de la mañana, con una precisión inglesa, el cartonero aparece en la puerta de la floristería. Pregunta, como ritual, “si hay cartones”, para luego cerciorarse de la montaña marrón de cajas que le esperan para ser depositadas en su camioneta blanca con la que viaja a lo largo y ancho de Miami, al sur de la Florida, para recolectar este preciado material y venderlo a la industria procesadora.

No importa para Juan Carlos si las cajas son cuadradas o rectangulares o están rotas. Lo importante es que sirva para acumularla en su camioneta, y pesen la cantidad suficiente para ganar una paga que le permita llegar a fin de mes. O subsistir. Entre más pesado sea el cartón, más lucrativo es.

Juan Carlos,  un cubano de 42 años, 10 de ellos en Miami, corre con la suerte de que el dueño de una tienda de flores, al norte del condado de Broward, le reserva las cajas al contrario de depositarlas en el contenedor de basura. A diario la floristería destruye cientos de cajas en las que recibe flores llegadas de todo el mundo. La montaña de cartón que se acumula llenaría el contenedor de la calle en cuestión de horas, por lo que es mejor contar con un “cartonero” que haga la tarea.

Hasta hace cien años -nada en lo que es la historia-, los productos se envolvían en papel marrón y pesadas cajas de madera. Las medicinas se guardaban en contenedores de cristal para evitar la humedad, mientras que los pequeños regalos se cubrían en finas sedas o elegantes remaches de una tela barata.

La invención del cartón cambió drásticamente la vida de las personas. ¡Hoy todo es de cartón! Una industria que solo en 2018 en los Estados Unidos representó 66 billones de dólares y que hace con este material lo inimaginable.

El despertador de Marcelino Gómez comienza a chistar alrededor de las cinco de la mañana.  Una ducha violenta, un desayuno consistente de pan, mantequilla y café, le dará la energía suficiente para comenzar su primera ruta apenas el sol comience a asomarse.

Son las seis y treinta de la mañana y Marcelino está en ruta hacia el primer contenedor, a unas 15 millas de su hogar, al noreste de Miami. Viaja en una camioneta pickup blanca Ford, un tanto destartalada por el peso de las cajas y los enormes tanques de agua con los que humedece el cartón para ganar más espacio. 

“Es un trabajo duro, muy duro, mal pagado, pero alguien debe hacerlo”, dice Marcelino en un tono que suena a resignación pero no lamento, mientras busca trozos de cajas en un contenedor de un centro comercial al norte de Miami.

“Si logro la tonelada puedo ganar unos cien dólares, eso va a depender del precio del mercado ese día. Hay veces que la tonelada está a 60 dólares, a 30 dólares, y guardo el camión hasta que suba el monto”, dice Marcelino.




La industria de productos forestales es uno de los sectores manufactureros más grandes de Estados Unidos, representa aproximadamente el cuatro por ciento del PIB manufacturero del país. Emplea a aproximadamente 950,000 personas en comunidades rurales y urbanas en 45 estados, según la Asociación Estadounidense de Bosques y Papel (AF&PA).


Hasta hace diez años a Marcelino la brisa marina de Cuba le golpeaba el rostro. Recién llegado a la ciudad de Miami comenzó a trabajar en cuanto oficio se le atravesara para no morirse de hambre. Por el momento se dedica a vender cartones y como él una legión de hombres y mujeres que compiten a diario por lo que para unos es basura y otros un tesoro. 

El cartón es un material grueso basado en papel que se utiliza para el embalaje. A mediados de 1800, con la introducción de la máquina Fourdrinier, se introdujo la producción en masa de papel y ciertas formas de cartón . Poco después, se desarrolló un método económico para la producción en masa de cajas plegables de cartón, como describe la AF&PA.

Hoy en día hay varios tipos diferentes de cartón que poseen características únicas, lo que hace que cada tipo sea adecuado para requisitos y necesidades específicas. El cartón utilizado para plegar cajas para artículos delicados como cereales o cosméticos es crucial para proteger el producto. Mientras que el cartón utilizado para la exhibición, como en un paquete de maquinillas de afeitar, es crucial para su resistencia.

“A simple vista cuando veo el cartón, sé si será buena la paga o debo seguir buscando. Entre más grueso y grande sea, mejor, porque el cartón fino no da mucho”, explica Marcelino cual experto reconoce su arte.

A la semana los cartoneros deben recoger un promedio de cuatro toneladas de cajas para obtener un sueldo que se asemeje o supere el margen de salario mínimo por 40 horas que Florida exige a los empleadores. Son 8.75 dólares la hora, unos 350 dólares a la semana. Es decir, que al día deben recolectar un estimado de ganancia que ronde los 70 dólares.

Para Marcelino “eso es difícil, dificilísimo, llegar a los 70 dólares al día, pero se hace y si no, a seguir buscando. Lo bueno es tener un punto seguro donde te van a dar los cartones y listo”.  

El embalaje de papel y cartón representan casi tres cuartos de los materiales de embalaje recuperados para reciclar en los Estados Unidos, más que cualquier otro material de embalaje, según la AF&PA.

Los últimos datos disponibles publicados por la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA) indican que en 2015 los envases de papel y cartón representaron 31,2 millones de toneladas recuperadas ese año, más de las tres cuartas partes de los materiales de embalaje obtenidos para reciclar en el país.

El precio mundial del cartón es establecido desde China, el mayor productor y exportador mundial de este material. Como los granos, la carne o el oro, el mercado fluctúa por la ley de oferta y demanda, por lo que Marcelino o Juan Carlos escapan de imponer un tasa por su duro trabajo, aunque son un apéndice minúsculo y valioso de esta industria.



A mediados de 2017 las autoridades chinas establecieron estrictos controles medioambientales para que no cualquier cartón llegara a su territorio con el fin de ser procesado. A partir de entonces la recolección se ha vuelto más complicada e ingeniosa para todos los sectores vinculados. Desde las grandes industrias recolectoras con sus camiones hasta los particulares dedicados a esto.

“Antes uno metía cualquier cartón y eso valía. Ahora son más exigentes. No se puede, por ejemplo, ofrecer cartones platinados o brillantes. Te devuelven todo el camión, así pese diez toneladas. Es duro cuando pasa eso, nunca es bueno engañar al comprador”, advierte Marcelino.

La industria de productos forestales de EEUU representa el 4% del PIB manufacturero total del país. La Asociación Estadounidense de Bosques y Papel estima que las empresas de la industria producen casi $ 300 mil millones en productos anualmente y emplean aproximadamente 950,000 hombres y mujeres, excediendo los niveles de empleo en las industrias automotriz, química y de plásticos. 

Con una nómina de unos $55 mil millones la industria de los cartones se encuentra entre los diez principales empleadores del sector manufacturero en 45 estados de la unión. “Uno hace el lado más duro y feo, el peor pagado, pero de algo hay que vivir en esta ciudad, así que yo sigo”, dice Marcelino rasgando sus cajas sobre una montaña de cartones en su camioneta, a medida que el inclemente sol de Miami le abrasa. Es un día más en la vida de los cartoneros de esta enorme urbe. 

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