Cuba se alista frente a Caracas

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Raúl Castro sabes que el mecenazgo desde Caracas puede fallar en cualquier momento. Hoy por el estado de salud del presidente Hugo Chávez, pero desde hace tiempo por el cuadro clínico grave en el que está la política venezolana, por lo que ha emprendido una apertura hacia otros países en busca de aliados clave que satisfaga sus proyectos con reglas bien establecidas.

Solo el intercambio entre Caracas y La Habana llegó en 2009 a 3.300 millones de dólares; desde 2000 la nación caribeña recibe 100 mil barriles de petróleo diarios con subsidios, y la cooperación se extiende al desarrollo de programas de salud, y sin duda la magistral asistencia política.

Los expertos sugieren que parte de ese diálogo de Castro con la Iglesia en 2010, con gobiernos como los de Rusia, China y Brasil, o los contactos con Estados Unidos, viene precedido, además, por la situación política que atraviesa Venezuela, en medio de las tensiones de Chávez y el triunfo opositor en el Parlamento en septiembre de 2010. ¿Pero quién puede asumir el mecenazgo de Caracas si se acaba? Con esas condiciones, nadie.

El chavismo le ha permitido a los Castro ganar tiempo ante el despertar político que está viviendo Cuba gracias a múltiples factores, uno de ellos el avance de las nuevas tecnologías que se han colado como gotas de agua entre los cubanos; el sarmiento de nuevas formas de oposición, la obstinación de la sociedad ante el inmovilismo del sistema que técnicamente fútil, llevando a los dictadores a poner paños de agua tibia en su economía.

Sin exigir mucho en materia de derechos humanos o democracia, Brasil se convirtió desde 2007 en el tercer socio comercial de Cuba en la región, tras Venezuela y China, y su comercio en 2010 fue de $619 millones, 289 de ellos de exportaciones brasileñas.

Desde su arribo al poder en 2006, Raúl impulsó una serie de reformas en el modelo económico cubano que, ante su "indisciplina financiera" ni los subsidios de Caracas han terminado de reflotar al país. Hace falta más.

El sector petrolero y energético en Cuba está siendo ahora abordado con fuerza por los chinos, quienes en noviembre de 2010 acordaron, a través de la estatal China National Petroleum Corp, ampliar la refinería de Cienfuegos con una inversión valorada en 6.000 millones de dólares, y donde Petróleos de Venezuela garantizará el negocio con entregas de hidrocarburos.

Un ejemplo de ese nuevo empalme lo demuestra el intercambio comercial entre Pekín y La Habana que fue en 2010 de 1.825 millones de dólares, según el semanario cubano Opciones.

Otras petroleras como la brasileña Petrobras, la india Oil and Natural Gas Corp, la malaya Petronas y PetroVietnam, también han contratado bloques y se estima eleven las perforaciones en 2012.

Tras el fin de la beneficencia de la Unión Soviética con Cuba -de aproximadamente 42 millardos de dólares en 30 años-, los analistas creen que un recorte desde Caracas podría generar problemas por un tiempo, sí, pero no tan graves como lo ocurridos a partir de 1991. Ante todo, porque una cosa es lo que dicen los documentos oficiales y otra lo que realmente envía Caracas. La oposición venezolana ha jurado que de seguir avanzando y “recuperando terreno”, sobre todo de cara a las presidencias de 2010, los convenios con Cuba “serán revisados estrictamente”.

El Contrato de colaboración Cuba-Venezuela para 2011 firmado este 11 de junio de este año estipula 116 proyectos valorados en 1.301 millones 716,94 de dólares. Los proyectos se llevarán a cabo en los sectores de energía, alimentación, construcción, transporte, educación, salud, deporte, comunicaciones e informaciones reveló el Acta Final del encuentro, publicada por el diario Juventud Rebelde.

Con todo estos, Castro busca diversificar la economía, gran dependiente del turismo, el cual sufre fuertes altibajos. El gobierno lleva bien las cuentas. Desde que en 1960 Estados Unidos impusiera un bloqueo económico sobre la isla, el país ha dejado de recibir, hasta 2007, 89 mil millones de dólares en ganancias y comercio y una etapa de transición, con una sociedad envalentonándose obligaría a Castro a tomar tres medidas clave, recrudecer la represión para aplacar los focos opositores, aumentar la “apertura” económica o prepararse para un escenario muy oscuro como en 1992 con el período especial. Ojalá no ocurra eso.


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