La segunda apoteosis de Juan Manuel Santos

Santos celebrando su victoria (foto/El Universal-AFP)
Juan Manuel Santos es un estratega de guerra, confeso amante del pocker y apasionado de los libros de historia y las biografías heroicas. Su reelección el domingo 15 de junio fue quizá la batalla más difícil en su vida porque se enfrentó a un poderoso "monstruo" de la política que al final pudo vencer. 

Santos permanecerá cuatro años más en la Casa de Nariño con el desafío de consolidar la paz. Esta fue la razón por la que 7.810.945 colombianos votaron por su reelección este domingo 15 de junio. Su elevado apoyo no impedirá que la oposición uribista tenga la espada en ristre y se prepare para batallar.


No se repitió aquella histórica votación de 2010, cuando fue el presidente más votado de la historia de su país con ocho millones de votos, producto, en parte, del endoso de popularidad que recibió de su mentor y padrino político el ahora expresidente Álvaro Uribe.

En esta nueva historia los partidos de izquierda, los comunistas y los colectivos sociales tendrán una voz más crítica y de peso con este segundo gobierno, porque su respaldo fue decisivo para lograr la reelección, por lo que satisfacer sus expectativas será un compromiso. La luna de miel acaba de terminar. 


En su primer discurso tras conocer el triunfo electoral frente al uribista Óscar Iván Zuluaga, Santos, que obtuvo 50,9% de los votos frente a 45,1% de su adversario, prometió "reformas profundas", así como "corregir y ajustar todo lo que sea necesario" para que su gobierno funcione de cara a sus nuevos compromisos. 


Desde ahora convencer a los detractores y temerosos de esos diálogos de paz con las guerrillas es una gran tarea para el reelecto Presidente, quien gobernará con mayoría en el Congreso y podrá construir la autopista legislativa para acelerar las reformas necesarias.



Santos, de la coalición Unidad Nacional, mantiene el control del Congreso aunque dependerá más de las alianzas, las mismas que permitieron su triunfo luego de perder la primera vuelta del 25 de mayo. 



Para el balotaje el mandatario contó con el empujón de Polo Democrático y Cambio Radical (de izquierda) que se sumaron a la causa de la paz, una unión histórica si se toma en cuenta que la mitad de los conservadores estuvo allí.



Parte de esos 7.8 millones de votos, más que para Santos, fueron para su propuesta de paz y diálogo que avanzan con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y posiblemente con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).



Resistir la embestida



Más que vencer al candidato del Centro Democrático, Santos derrotó en las urnas al Uribe, como destacaba este lunes 16 de junio la prensa colombiana. Este indiscutible líder político apadrinó al candidato opositor movilizando su poderosa maquinaria en los últimos meses, y 6.905.001 votos a favor de su pupilo dejan a flote que la batalla desde diversos frentes puede ser compleja. 



Uribe, convertido en Senador tras los comicios de marzo, tomará su curul en julio y ya no desde Twitter sino desde el Legislativo hará contrapeso al gobierno en su toma de decisiones concernientes a la paz o cualquiera que sean las reformas que Santos quiera hacer. 



En las legislativas de marzo fue el Partido Social de la Unidad Nacional (Partido de la U), de Santos, el que aseguró 21 de los 102 senadores, con lo que se convirtió en la mayor fuerza política del país, pero con el apoyo de sus aliados.



Con las diferentes alianzas la coalición de Gobierno llegó a 47 miembros en la Cámara Alta, mientras que la oposición del Centro Democrático cuenta con 20 senadores. En la Cámara de Representantes, de 166 miembros, la coalición de Gobierno tiene 91 escaños, con lo cual el reelecto jefe de Estado no tendrá problemas para aprobar sus iniciativas. 



No todo, sin embargo, será color de rosa a partir del 9 de agosto cuando el inquilino de la Casa de Nariño se juramente de nuevo. Las reformas modernizadoras que deberá aplicar le pueden sumar más enemigos.



Santos contará ahora con Germán Vargas Lleras como vicepresidente, un verdadero bulldog de la política colombiana, quien liderando el partido Cambio Radical ha logrado con su experiencia codearse y hacerse respetar por todos los sectores del país. 



Precisar estrategias tras haber acordado alianzas con la izquierda en nombre de la paz, se avisora como el primer reto del santismo. No hay que causar decepciones, aunque en política esto es imposible. 



Rubén Acevedo, historiador de la Universidad Nacional de Colombia, advertía a la AFP que la victoria de Santos "deja un gobierno con deudas por pagar a sectores políticos y a las propias guerrillas que le colaboraron en su campaña y que ahora pueden cobrar su participación en el nuevo gobierno".



Profundizar su talante reformista es ahora otra de las principales tarea de Santos para cumplir sus objetivos.

Será importante que el mandatario profundice su agenda reformista y democrática. Hay dos aspectos esenciales: la democracia tiene que abrirse hacia todos los sectores del país, en el que todos tienen que participar. Y la otra, la modernización de la institucionalidad, sobre todo en las regiones campesinas donde las guerrillas cuentan con amplio respaldo.

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